El expresidente brasileño, Lula da Silva, sigue siendo el personaje más escuchado dentro del Partido de los Trabajadores (PT) por él fundado y acaba de pedir a sus militantes que ocupen la calle.
Curado de su cáncer de laringe el exsindicalista ha vuelto al ruedo y se prepara para ser el gran defensor de la reelección de su sucesora la presidenta Dilma Rousseff a quién él aupó hasta el Palacio del Planalto.
Lula habla sin retóricas, con el lenguaje de la gente con menos estudios. Usa parábolas y hasta tacos. Es desenfadado y poco le importa que haya criticado por la mañana lo que defiende por la tarde si el público que tiene delante así se lo exige.
Es más pragmático que ideológico. Por ello llegó a decir que él no era “ni de izquierdas ni de derechas”, sino, simplemente sindicalista. Y sabe hablar a los militantes como pocos otros líderes de partidos.
Así lo ha hecho estos días, mostrando un cierto enfado porque sus huestes se amedrentaron ante las manifestaciones callejeras de protesta de junio pasado que le hicieron perder cerca de 40 puntos de popularidad a su pupila Dilma Rousseff.
Y lo ha dicho sin diplomacias. Les ha recordado que debían haber sido ellos lo que se adelantaran a salir a la calle para pedir mejoras. Y que deben salir “vestidos de rojo y con las insignias del partido” bien visibles.
“Si existe un partido en este país que no necesita esconderse, ese es el Partido de los Trabajadores, porque fue en la calle donde él nació”, dijo arrancando aplausos.
Llamó Lula a los militantes a “recuperar el partido”, a perder el miedo.
“El PT fue creado para estar 24 horas cada día para organizar la lucha del pueblo de Brasil”, les dijo, al mismo tiempo que les advertía que el PT “no debe ser sólo un partido destinado a ganar elecciones”, dando a entender que eso es los que hacen los otros.
“Necesitamos recuperar el orgullo por el partido. No tenemos que tener vergüenza porque las críticas que nos hacen son por nuestras virtudes y no por nuestros defectos. Este es un año de lucha y el que viene más aún y nada ganamos si seguimos adormilados”, les dijo teniendo como fondo el grave problema de que podría ser este o el que viene cuando el Partido de los Trabajadores tenga que sufrir ver entrar en la cárcel a personajes que ayudaron un día a Lula a fundarlo, como José Dirceu, dos veces presidente del partido y exministro de Lula, o José Genoino también expresidente del PT o Delubio Soares, extesorero de partido oJoâo Paulo Cunha, expresidente del Congreso.
Todos ellos han sido condenados a penas de cárcel en el proceso del Supremo conocido como mensalâo, acusados de haber creado en 2005 un esquema de soborno de diputados y partidos en cambio de apoyo al primer gobierno progresista de Brasil.
Tanto Lula como los condenados niegan tajantemente que se hubiese tratado de un crimen polìtico.Para ellos se trató de una trama para denigrar al primer gobierno de izquierdas del pais. Sin embargo, las fotos de esos personajes entrando en la cárcel será una dura prueba para el partido.
Lula lo sabe mejor que nadie y por eso se ha adelantado a calentar el corazón de sus militantes y pedirles que miren hacia delante y que vayan ellos a la calle antes de que sea ocupada contra ellos.
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