El pluralismo es una gran lección de Brasil”
Que el pluralismo es una lección que Brasil ofrece al mundo, no lo dice un brasileño, sino el americano, Thomas Skidmore, formado en la Universidad de Brown y uno de los mayores historiadores del gigante americano.
Se lo ha dicho a sus 80 años y con dificultades ya para hablar a causa de un principio de Alzheimer, al diario Folha de São Paulo, que lo ha entrevistado en los Estados Unidos días atrás en plena campaña electoral americana.
Mientras se afirma que para los gobiernos de Estados Unidos, América Latina y concretamente Brasil no acaban de ser una prioridad en su política exterior, es curioso que han sido en los últimos 50 años, historiadores norteamericanos los que más se han interesado por este Continente.
A los que han estudiado a Brasil desde las grandes Universidades norteamericanas, se les conoce como “brasilianistas”. Skidomore es el decano de todos ellos. Autor de obras famosas como Brasil de Getulio a Castelo; Una historia de Brasil o Negro en el blanco, el historiador ha confiado que en medio a la enfermedad que lo aqueja sigue estudiando el fenómeno Brasil para estimular su memoria.
Autor de frases célebres en el pasado como cuando afirmó en 1997: “Antes Brasil era un desastre económico y ahora ha entrado en el mundo normal”, o en diciembre del 2000: “El mundo está espantado con el progreso de Brasil”, hoy afirma que “el pluralismo de Brasil es una lección para el mundo”.
Según Skidmore, el mundo está con los ojos puestos en Brasil porque este país “ha sabido equilibrar el juego ideológico”.
Lo que el historiador americano más admira de Brasil es, dice, el hecho de poseer “una enorme capacidad de asimilación lo que, en cierto sentido lo hace parecerse a los Estados Unidos”.
Eso porque Brasil es una sociedad formada por emigrantes provenientes de todo el mundo. Y recuerda el historiador que hasta la Presidenta Dilma Rousseff, es de origen búlgaro.
A la pregunta sobre lo que piensa de la primera mujer que ha llegado al Palacio del Planalto en Brasil responde: “Me gusta Dilma. Es un tanque. Tiene un gran instinto político, admiro su forma de gobernar”. Y recuerda que “es muy difícil para una mujer gobernar un país de América Latina” eso porque, según él, “necesita demostrar que tiene también algo de hombre”.
Se ha sabido ahora que Skidmore fue testigo presencial el 31 de marzo de 1964, un día antes del golpe militar en Brasil, de como el entonces embajador americano en Brasilia, Lincoln Gordon, envió en su presencia (cenaban aquella noche juntos), un telegrama al Presidente americano, Lyndon Johnson, contándole lo que estaba para acontecer y pidiendo que el gobierno americano “reconociese el nuevo régimen militar”.
De aquella noche a hoy muchas cosas han cambiado en los Estados Unidos, en América Latina, en Brasil y en el mundo.
En América acaba de ganar las elecciones Obama, que nunca apoyaría un golpe militar en Brasil, ni en lugar alguno. Y Brasil está presidido por una exguerrillera que militó en los movimientos de la izquierda marxista leninista contra aquella dictadura del 1964, convertida hoy al juego democrático.
Y como ha afirmado Skidmore, hoy, Brasil, mientras el gobierno investiga los crímenes perpetrados por aquella dictadura y nunca descubiertos, está dando al mundo “una lección de pluralismo”. Y es que quizás entre los países emergentes y en desarrollo, el que cuenta con una democracia más sólida es justamente Brasil.
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